martes, 17 de agosto de 2010

Stereotipos a Ciegas -Comic





En cada una de sus funciones (todos los miércoles a las 21:30; y los viernes a las 23:45) los Stereotipos transmiten de un lugar totalmente diferente. ¿Cómo es posible esto?

Pues bien. Todo da comienzo en algún lugar desconocido de nuestro país, en un inescrutable desierto, donde se encuentra la teletransportadora Einstein.
En su interior, en la sección de atrás, los encontramos operando su compleja maquinaria de la más avanzada tecnología: Pablo Coca jala las primeras palancas, Ernesto Zuazo activa un switch, Gabriel Reich controla todo desde su consola, Luis Small coloca la pila de carbón que le da energía a la mitad del complejo, mientras que Jesús Igriega alimenta la caldera para darle fuerza a la otra mitad. Y Gabriel Edgardo Martínez coloca el macrochip. Con ayuda de más operarios, programan las coordenadas de donde van a viajar, de donde transmitirán su próxima función.
Una v
ez listo los instrumentos, los seis improvisadores se trasladan a la sección frontal, a la cabina de transportación, donde una voz les indica: “Instrucciones de viaje: Crucen los brazos sobre su pecho, coloquen la pierna derecha sobre la izquierda. Apure Zuazo. Mantengan la cabeza erguida y los sentidos bien alerta. ¡Erguido, Jesús! Si escuchan algún ruido extraño, ignórenlo. Verifiquen a llegar a destino que la cabeza que tienen sobre el cuello sea la suya. Disfruten del viaje… 10… 9… 8… 7… 6… 5…

Ernesto toma su lugar. La redonda compuerta se cella pesadamente. 4… 3… 2… 1… una blanca luz los envuelve y los jala hacia arriba; al mismo tiempo que un embarullador sonido taladra sus oídos, lanzándolos al macrocosmos.
Ahí viajan a través del espacio, llevándolos al distante planeta X en la constelación de Orión, un mundo que es alumbrado por tres cuásares, o estrellas muy jóvenes.
O por el tiempo, como lo fue en Bagdad, a la era de las Mil y Una Noches.
De lo microscópicamente minúsculo, como cuando se microtransportaron en la cabeza de un jugador de la selección.
O de la fantasía, como cuando visitaron el mundo de los dibujos animados rechazados, aquellos cartones que nunca llegaron a ser populares, o terminados de dibujar por su creador.
Al ciberespacio para ayudar a Pac-Man de una malvada versión que quería desacreditarlo.
O al universo de la literatura, el cine y la televisión, como cuando conocieron a Heidi.
Si no es que la teletransportadora funciona mal y los deja varados como náufragos en medio del océano Pacífico.
También se divierten, como cuando asistieron al quinto centenario del conde Drácula.
Y hacen changas cuidándole la Baticueva a Batman cuando este tiene que ausentarse largos periodos por una importante misión.
Estos roces con dichos personajes es porque ambos compraron acciones en el Centro Argentino de Teatro Ciego, donde la teletransportadora Einstein tiene una cede. Pero no teman, porque Drácula come antes de cada función, y Batman está siempre colgado. No obstante, están prestos a darles una mano a aquellos que temen a la oscuridad.

Estos temerarios improvisadores han viajado por muchos más lugares, sitios inimaginables, como sucedió durante su Segunda Temporada en 3D. Ahora los esperamos para más transportaciones en su tercera temporada a, esta vez en HD.

La transportación de ida es sencilla; pero la de vuelta no. Ya que la transportadora tiene que enviar un rayo hacia el lugar de transmisión para regresarlos. Es por eso que los Stereotipos elaboran unos caramelos muy especiales, que contienen isótopos radiactivos, junto con otros componentes químicos para que la radiación no haga daño al organismo; saborizantes y algo relacionado con el ambiente, como moco de grulo, transpiración de jugador de fútbol, o baba de Heidi. Esto es para que la Einstein los pueda traer sin complicaciones.

Es por eso que es imprescindible consumir los caramelos cuando los Stereotipos se los indiquen. Por lo contrario, podrían sufrir graves mutaciones o malformaciones; como le ocurrió a una parejita tan enamorada, que, por no consumir el caramelo, terminaron como un monstruo de dos cabezas. O ese padre que llevaba a su hijo en la falda, que acabó como ese recordado mutante de la película 
El Vengador del Futuro. O Ese canchero que, por guardarse el caramelo, terminó desfasado como un fantasma, rondando aún en la sala del teatro como el famoso espectador que se perdió la semana pasada y todavía no se lo pudo encontrar; al cual se le deja comida que, misteriosamente, desaparece.

Antes y después de cada obra, a los Stereotipos se los puede encontrar a la vuelta del teatro, en la calle Anchorena, en un peculiar bar de color verde llamado no Doy Abasto. Allí ensayan y le piden su opinión a los espectadores; siempre dispuestos a nuevas ideas y cambios.


Dimensionauta Stereotipos a Ciegas Stereotipos en el Aire Teatro Ciego

1 comentario:

  1. hola luis rondan...como estas aca estamos..con mi señora mirando un poko este blog que esta muy bueno ..bueno estoy en facebook y en el gmail..saludos y escribime ..luis rondan..

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